Guadalajara, Barcelona y el galardonado con el Premio FIL coincidieron en que la literatura es el vehículo para un presente y un futuro con más esperanza.
La literatura es más indispensable que nunca – Amin Maalouf._ Poco después de las once de la mañana, el Auditorio Juan Rulfo volvió a llenarse del murmullo expectante que antecede a los grandes momentos. Carlos Maciel, maestro de ceremonias emblemático de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), invitó al público a tomar asiento para dar inicio al acto inaugural y a la entrega del Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances. Como cada año, autoridades políticas, culturales y académicas se reunieron para celebrar el comienzo de nueve días en los que los libros se vuelven brújula y conversación en Guadalajara, México y el mundo hispanohablante.
La literatura es más indispensable que nunca – Amin Maalouf
Las intervenciones coincidieron en subrayar la relevancia de la literatura en tiempos complejos. Karla Planter, primera mujer rectora de la Universidad de Guadalajara, destacó el valor de la obra del galardonado de este año, el franco-libanés Amin Maalouf, cuyas reflexiones —dijo— iluminan la época actual. Recordó que “la escritura y la lectura son parte del desarrollo del pensamiento crítico” y celebró la FIL como un espacio abierto a la pluralidad y al intercambio de ideas.
En esa línea, José Trinidad Padilla López, presidente de la Feria, reafirmó el espíritu fundacional del encuentro: la defensa de la libertad editorial y el diálogo. La lectura, afirmó, no es un acto de consumo, sino “la trinchera de lo incómodo”, donde el lector enfrenta aquello que lo interpela. Anunció además la donación de la biblioteca de Juan José Arreola a la Universidad de Guadalajara, la cual será resguardada en la biblioteca pública que lleva el nombre del escritor.
La directora de la FIL, Marisol Schulz Manaut, adelantó la vitalidad de Barcelona, Invitada de Honor, cuyo programa multidisciplinario —científico, académico, musical, gastronómico y literario— busca mostrar la amplitud creativa de la ciudad. El alcalde, Jaume Collboni, reforzó el mensaje: Barcelona llega con una delegación ambiciosa, nuevas voces —muchas de ellas femeninas— y una memoria viva del vínculo histórico con México, país que dio refugio a escritores catalanes durante el exilio republicano. “A Mèxic salvem les nostres paraules”, recordó.
En representación del gobierno federal, Marcelo Ebrard entregó a Planter y Schulz un certificado por el proceso de excelencia bajo el que la Feria se mantiene como referente de las letras en español, el primero de su tipo en México.
La lectura del acta del jurado estuvo a cargo de Carmen Alemany Bay, quien subrayó que Maalouf es una voz esencial de nuestro tiempo por su lucidez al explorar las fracturas, mestizajes y tensiones del mundo moderno. Enseguida, el escritor Jorge Volpi abundó en el impacto del autor, a quien considera capaz de reinventar el pasado para interrogar el presente y advertir los futuros posibles.
Amin Maalouf apareció con su ya característica bufanda blanca, sereno ante el podio, y ofreció un discurso que combinó admiración por los avances tecnológicos con preocupación por el deterioro democrático y el aumento de la violencia global. Pese a ello, declaró mantener la esperanza en la capacidad colectiva para enfrentar los desafíos actuales. “Nunca volveremos al mundo de antes… pero debemos ser conscientes de ello para poder avanzar”, afirmó. Señaló que la literatura tiene una misión ineludible: reparar el presente e imaginar el futuro. “O sobrevivimos juntos, o desaparecemos juntos”. Las palabras encendieron un aplauso sostenido en el auditorio.
El cierre trajo una variación en la tradición: por primera vez no fue Carlos Maciel quien pronunció la declaratoria inaugural. A las 13:21 horas, Pablo Lemus, gobernador de Jalisco, tomó el micrófono y dio por iniciada la trigésima novena Feria Internacional del Libro de Guadalajara, marcando el comienzo de una edición que coloca a la palabra escrita en el centro de la conversación pública.
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