Boris González Ceja
Amor de padre
“Amor de padre, que todo lo demás es aire”, es un refrán que se encuentra en desuso, pero tiene un simbolismo poderoso, significa que solamente es seguro y constante el amor de los padres, por lo que se debe confiar en él (con sus excepciones, como lo veremos), que existe el amor del padre como un acto político y hay prioridades en las relaciones que tenemos todos los días (RAE).
Actualmente el concepto de autoridad se encuentra en crisis, y ser padre es una figura de autoridad, como puede ser la autoridad del gobernante, autoridad del juez o la misma fuerza del autoritario, que con violencia ejerce su poder. La diferencia con el padre es que se busca una norma cotidiana donde aparezca la obediencia a partir del ejemplo por cuidados, del respeto y cierto poder donde los excesos sean regulados, sin abusos. La paternidad es un asunto complejo cruzado por los discursos de la sexualidad, el poder y la masculinidad.
Otro elemento nuevo es que la paternidad es una posición simbólica que no requiere de un hombre biológico, sino que es algo que se hace a partir de una Ley (siempre simbólica), la del nombre del padre, que nombra las cosas y permite o niega, hace o deshace, siendo figuras paternas personas del mismo sexo, abuelos, maestros, hasta personas extrañas llegan a ocupar ese espacio simbólico.
En los últimos años he observado cómo en las fiestas y reuniones familiares no se ven a los padres hombres, siendo notoria su ausencia por diversos motivos, resaltando los problemas de pareja, que afectan a los hijos y la convivencia social; es conmovedor cómo es que los espacios donde se requiere la figura paterna no se encuentra.
Múltiples historias familiares se escriben con padres ausentes, ya sea por migración, por desplazamiento, por la muerte que ha provocado la delincuencia organizada con la aquiescencia del gobierno; por pleitos de pareja que dejan en el abandono a los hijos; por decisiones intencionadas de abandonar el proyecto de la familia.
En parte, la descomposición social que se vive en nuestro país, tiene que ver con el abandono y la apatía de los padres. A los hijos les falta la figura de autoridad, la figura paterna que guíe sus pasos, el imaginario de la ley hecho persona.
Los abandonos de padres son comunes en países latinos, pero llama la atención que personas que sufrieron como hijos sean excelentes padres, justamente por el poder del pensamiento, del simbolismo y de la fuerza de las personas de ser mejores que sus desgracias.
Otro elemento que vale la pena recordar para celebrar al día del padre es que la educación sí importa al momento de ser padre. Según el INEGI (2020), de los padres de familia 56 % contaba solo con estudios de educación básica, 21 % con nivel medio superior, 19 % con estudios de nivel superior y 4 % indicó no tener escolaridad alguna.
Como psicólogo he escuchado miles de historias de violencia, crueldad y abusos, que me han hecho concluir que la primera infancia es fundamental para la vida adulta, y esa primera infancia la escriben los padres.
De allí mi conclusión de que se requiere que los diputados hagan algo aparte de campaña política, por ejemplo, con una Ley de Crianza Positiva y Buen Trato como una forma de garantizar el interés superior de la niñez, buscando prevenir maltratos en contra de niños y adolescentes por parte de sus padres, algo que parece accesorio en el país de la impunidad.
Como puede observarse, el Día del Padre es un día de celebración para muchos que día a día practican el sacrificio (en su sentido de Santo Oficio) de los cuidados de los hijos, pero para otros hay mucho que aprender por sus omisiones como padres, por los estragos que generan sus acciones, en general heridas que no se olvidan.
Causas y azares…
- Los únicos que no ven lo limitado de los servicios de salud mental son los gobernantes en turno y sus amigos, con aumento de suicidios de manera alarmante y el escaso avance de psicología moderna para la atención de la población. Un ejemplo claro es el desplazamiento forzado, que se atiende entre compadres y a la medida del pensamiento de sus autoridades.
- Me comparten que en México hay solo 962 psicólogos federales en la Secretaria de Salud para atender a más de 128 millones de personas: un abuso del gobierno en turno que agranda la brecha de salud mental contra las mujeres.
- Ya comenzaron las campañas políticas para el año 2024 en México, y es tiempo que los psicólogos y nuestras familias votemos por quienes nos apoyan en nuestra misión de garantizar el derecho a la salud mental, que para luego es tarde.
Hasta la próxima, que nadie sabe de qué mañana el mármol es la llave.
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